El equipo brasileño fue ampliamente superior en posesión y llegadas, pero no logró superar al arquero Claudio Ramos, figura del partido para el Porto.

El Mundial de Clubes 2025 nos ha ofrecido goleadas, exhibiciones ofensivas y partidos cargados de emoción. Pero el enfrentamiento entre Palmeiras y Porto fue una historia completamente distinta: un empate sin goles en el que la táctica, la paciencia y la resistencia definieron el guion.
Disputado en el MetLife Stadium de Nueva Jersey, este encuentro del Grupo A mostró a un Palmeiras dominante en idea y ejecución, pero frustrado por un Porto sólido en defensa y sostenido por su arquero suplente, Claudio Ramos, quien tuvo una actuación consagratoria
Desde el inicio, Palmeiras asumió el protagonismo. El técnico Abel Ferreira dispuso un esquema ofensivo con Raphael Veiga en la creación, Endrick como referencia en el área y Estevão como desequilibrio por la banda derecha. El equipo brasileño tuvo más del 60 % de posesión en el primer tiempo y finalizó la primera parte con 10 remates al arco.
El plan era claro: controlar el balón, abrir el campo y presionar tras pérdida. Palmeiras cumplió a la perfección con ese guion, recuperando en campo rival y asfixiando a un Porto que apenas logró salir jugando. Sin embargo, cada intento moría en las manos de un arquero inspirado
Claudio Ramos reemplazó al habitual titular Diogo Costa y respondió con creces: tapó tres remates seguidos al filo del descanso y desvió un disparo de media distancia de Veiga que tenía destino de gol
El conjunto portugués, dirigido por Sérgio Conceição, apostó por un planteamiento defensivo. Con líneas compactas, densidad en el mediocampo y salidas esporádicas al contragolpe, Porto mostró carácter, resistencia y buena lectura del juego.
Aunque no generó peligro real —solo tres remates en todo el partido, uno al arco—, cumplió su objetivo: evitar la derrota y controlar el ritmo del rival. La zaga comandada por Pepe (sí, aún vigente) impidió que Endrick tuviera espacios para moverse libremente en el área, y el mediocampo logró bloquear la conexión entre Veiga y los extremos.
A pesar de no conseguir el gol, Palmeiras dejó una impresión positiva. El nivel de Estevão —rápido, encarador, creativo— y la movilidad de Endrick demostraron que el club paulista no solo tiene talento, sino también una filosofía ofensiva clara.
Abel Ferreira mostró valentía al mantener una estructura ofensiva hasta el final, incluso realizando cambios ofensivos como la entrada de Rony y Flaco López en lugar de cerrar el partido.
Además, la presión alta y la recuperación tras pérdida fueron efectivas: Porto no tuvo comodidad para elaborar juego en ningún tramo del encuentro
El principal problema de Palmeiras fue su falta de eficacia frente al arco. A pesar de rematar en 16 ocasiones, solo cuatro fueron realmente peligrosas. En varios pasajes, se notó ansiedad por definir antes de tiempo o buscar jugadas forzadas.
Lo que parecía un duelo accesible para Palmeiras terminó siendo un reto psicológico. La actuación de Claudio Ramos fue frustrante para los brasileños, que vieron cómo remate tras remate era detenido por el arquero portugués.
El empate sin goles entre Palmeiras y Porto deja una sensación agridulce. Para los brasileños, fue un despliegue de calidad, juventud y propuesta ofensiva que mereció más. Para los portugueses, fue una demostración de solidez táctica y eficacia defensiva.
Ambos suman un punto en el Grupo A, pero queda claro que si Palmeiras quiere avanzar, necesita mejorar en la definición. Porto, por su parte, demostró que con disciplina se puede competir ante cualquier rival
En un torneo donde cada detalle cuenta, este empate puede pesar más adelante. Y Claudio Ramos, sin duda, ya dejó su huella


